Cómo garantizar la seguridad de ferroviarios y usuarios

El pasado miércoles 21 de julio, en Plaza Constitución, se repitieron los acontecimientos de hace cuatro años, cuando una rebelión de los usuarios incendió la estación caabecera de la Línea Roca y decretó la caída de la concesión del servicio a Sergio Taselli.
En aquel entonces, el factor desencadenante fue la rotura de una formación a la altura de estación Gerli, que paralizó el servicio. Un imponderable.
Ahora, la parálisis del servicio había comenzado a las 11 de la mañana. Pasaron por lo menos 6 o 7 horas hasta que se desencadenó una furia previsible, pero no prevista.
Como en aquella oportunidad, se colmó el hall de la estación, comenzaron los reclamos airados por no poder viajar, se dispuso un operativo de Infantería contra el público indignado y comenzaron las refriegas. El resultado fueron los desmanes contra las instalaciones y, peor aún, amenazas y agresiones contra el personal ferroviario expuesto en su lugar de trabajo.
Apenas pudo salir la primera formación, se vio a los delegados de los guardatrenes arengar al personal, de manera irresponsable, para despachar las formaciones atestadas de usuarios con los ánimos caldeados, sin las menores condiciones de seguridad para los trabajadores. ¿Alguno de estos seudorrepresentantes se preguntó que pasaría con el personal si una formación se rompe en trayecto?
Comprendemos la furia de los usuarios, la ira popular. No justificamos los desmanes al patrimonio público. Repudiamos la represión al pueblo, mientras el Estado subsidia generosamente a los responsables de un servicio pésimo y de no ofrecer las menores condiciones de seguridad a los ferroviarios para operar el servicio.
Qué debemos reclamar
En primer lugar, las instalaciones del personal operativo deben tener salidas de emergencia frente a cualquier siniestro.
Segundo, existiendo un conflicto laboral que garantiza un largo proceso hasta que se liberen las vías, se debe desalojar el hall en un horario de baja afluencia de público, colocar los cerramientos externos, cerrar el acceso desde el subte dejando habilitadas las salidas hacia los bulevares del transporte automotor y disponer la custodia interna sin apresto represivo alguno.
Tercero, evacuar al personal hacia un lugar aislado.
Por último, sólo después de saber que el conflicto de origen está solucionado y garantizada la liberación de las vías, reingresar el personal necesario para acondicionar el servicio y, sólo después, abrir los cerramientos, permitiendo el ingreso del público para despachar las formaciones.
Si no se hace, es porque la burocracia pretende usar a los trabajadores como fuerza de choque rompehuelgas contra los compañeros, porque a los concesionarios les importa un bledo la integridad del personal o de los usuarios, así como el respeto de los derechos laborales de los huelguistas.
FUERA LA BUROCRACIA SINDICAL
FUERA LOS CONCESIONARIOS
VIVA LOS FERROVIARIOS EN LUCHA

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